Las AFPs deben desaparecer
Son un robo
El gobierno neoliberal de extrema derecha de ARENA, abusando del poder en la Asamblea Legislativa, junto al partido de Conciliación Nacional PCN, lograron la mayoría para aprobar sin consentimiento del pueblo y de los otros partidos políticos, el 23 diciembre de 1996 la “LEY DEL SISTEMA DE AHORRO PARA PENSIONES”, obligándonos-a nosotros- los trabajadores a pertenecer a las AFPs, para eliminar el INPEP y el ISSS.
Tuve la suerte de quedarme en el Instituto Nacional de Pensiones del empleado público INPEP y a estas alturas, después de más de 40 años de trabajo, mi pensión cuando decida retirarme y con base a un estudio preliminar, sería muy favorable y desgraciadamente, el partido ARENA y la empresa privada quieren imponer una miserable ley, engañando a los empleados con “cuñas” radiales y televisivas “hablando de mentirosas ganancias como la mencionada pensión vitalicia y la forma mañosa de utilizar esos ahorros para préstamos personales”, lo que significa una de las peores sinvergüenzadas de ARENA, ANEP , FUSADES y un grupo farsante que se dicen ser empleados. La AFPS en El Salvador deben desaparecer.
Chile, es la cuna de los fondos privados de pensiones (las AFP), se rebela contra un invento que se extendió por toda América Latina.
La dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile terminó hace más de un cuarto de siglo. Pero una de sus políticas más representativas sigue en pie y es más controversial que nunca.
Chile fue un precursor mundial de la privatización de la seguridad social. Desde 1980 operan en ese país fondos privados de pensiones en un esquema que ha sido adoptado en muchos países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Perú y El Salvador.
Pero muchos chilenos están profundamente descontentos con este modelo, contra el que ya se organizaron protestas multitudinarias desde el año pasado. Miles de manifestantes salieron a las calles de Santiago y otras ciudades del país a pedir un cambio inmediato del modelo dejado por dictador Pinochet
El modelo de pensiones chileno consiste en que los ciudadanos depositan sus ahorros de jubilación en cuentas individuales manejadas por entidades privadas del sector financiero, conocidas como Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
El rendimiento de esos fondos determina el monto de la pensión a que cada individuo tiene derecho cuando llega el momento de su jubilación.
En su momento, el modelo privado de pensiones fue visto como una invención genial de los llamados Chicago Boys, los economistas entrenados en Estados Unidos que manejaron la economía chilena durante el gobierno militar entre 1973 y 1990.
Tras el milagro económico los fondos privados reemplazaban a un sistema de pensiones estatal que era visto como ineficiente.
Y los ahorros de jubilación de los chilenos, que en 2015 superaban los US$160.000 millones, fueron puestos a disposición de entidades financieras que los reinvertían en la economía nacional, siendo vistos en su momento como el gran combustible que alimentaba lo que se dio en llamar el "milagro chileno".
Hay 10 millones de trabajadores afiliados al sistema. Muchos de los trabajadores que confiaron sus ahorros a esos fondos están jubilándose y no están contentos con el monto de pensión que reciben.
Los empleados depositan el 10% de su sueldo en estas cuentas de ahorro pensional, más una cuota de administración que le pagan a la AFP.
Y, según sus críticos, al final los chilenos más pobres reciben una pensión final por debajo del salario mínimo, menos de US$400, en Chile.Esto pese a que las AFP parecen ser bastantes rentables.
Efectivamente, según un informe del investigador Gonzalo Durán de la Fundación Sol, de amplia circulación el año pasado, en los primeros nueve meses de 2015 las ganancias de las AFP aumentaron en 71,4% comparadas con el mismo periodo el año anterior.
Mientras que un análisis del Centro de Estudios Alternativos (CENDA), encontró que en diciembre de 2016 el sistema recaudó más del doble de lo que pagó.
"Es decir, de cada cuatro pesos recaudados en cotizaciones obligatorias el sistema de AFP se apropia poco menos de tres, para no devolverlos jamás", concluye el informe.
Y para aumentar la polémica, la ley que creó esos fondos eximió de participar en ellos a los integrantes de fuerzas militares y otros funcionarios estatales, que al jubilarse siguen recibiendo generosas pensiones "de las de antes", más cercanas al ingreso que tenían cuando trabajaban. Lo que ha incrementado la furia contra el sistema y ha alimentado las exigencias de un cambio, pidiendo que desaparezcan las AFPS.
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