Mi niñez la viví en
los barrios: San Esteben, la Vega, San Jacinto, la Merced y desde muy
pequeño mi madre me explicaba porqué cantaban las Chicharras y
qué significado tenían en Semana Santa. Mi madre me dijo: “las Chicharras
anuncian la Semana Santa y su canto es
el llanto por la muerte de Jesucristo”.
Al tomar algunas Chicharras, mi madre las agarró en sus
manos y me dijo “observa la cabeza de
la Chicharra y veras que tiene 3 puntos que representa los 3 clavos de la Cruz
donde murió Jesús. Desde esos momentos me di cuenta que las Chicharras comenzaban su canto antes
y durante la Semana Santa y por primera vez, desde que conozco a las
chicharras, nunca habían faltado en su “canto triste” de la Semana Santa y ya estamos llegando abril
y las chicharras no aparecen y siempre tomé en cuenta que antes de Semana Santa
–en años pasados-llovía y 3 días después, las chicharras aparecían e iniciaban su canto para recordarnos los días triste que padeció Jesús
antes de su muerte y resurrección.
Las chicharras como
parte de la naturaleza y durante su
corte período de canto, son la comida
favorita de los pájaros y de manera misteriosa, cuando termina la Semana
Santa comienzan a desaparecer y en los arboles sólo quedan los “cascarones” de la
metamorfosis que sufren para viajar en la tierra y volver aparecer el siguiente año en la época de
Semana Santa.
¿Pero qué pasó ahora con las chicharras? Y lo más simple
dicen que están desapareciendo por el
cambio climático y que cuando empiece a llover
saldrán a la superficie y nos recordarán ese canto que identifica a las chicharras y a los chiquirines.
Las hembras ponen sus huevos y mueren poco después. Los
insectos jóvenes (o ninfas) caen al suelo y penetran en la tierra. Las ninfas
viven dentro de la tierra de 2 a 17 años (dependiendo de la especie) y se
alimentan de la savia de las raíces.
Después de ese período, cavan túneles, suben a los árboles y
sufren una muda, transformándose en adultos con alas y genitales desarrollados
listos para el apareamiento.
El apareamiento tiene lugar generalmente durante los meses
cálidos, aunque la época varía según la especie y la región. Varias especies se
aparean en una misma época lo que produce un fenómeno sonoro peculiar, durante
unas dos semanas de cantos ensordecedores, apareamientos y puesta de huevos.
Los machos pueden llegar a morir debido a la diferencia de presión sonora
producida por su aparato estridulatorio.
Los salvadoreños añoramos a las chicharras y lamentablemente
en la época de Mayo ya nos hacen falta los “zompopos de mayo” que muchos
argumentan que no es el cambio climático, sino el uso de insecticidas que usan los agricultores y que provocan la
pérdida de estos pequeños insectos.
A las cigarras se las conoce ante todo por su canto
rechinante, que se multiplica hasta convertirse en un zumbido abrumador cuando
es producido a la vez por cientos de estos insectos. Este sonido tan
característico de la especie proviene de las membranas vibratorias que los machos
tienen en su abdómen. El canto de la cigarra tiene infinidad de variantes y en
unas especies suena mucho más musical que en otras. Aunque a los oídos humanos
este sonido parezca siempre el mismo, lo cierto es que emplean diferentes tonos
para expresar alarma o para atraer a las hembras.
Las cigarras son también famosas por su tendencia a
desaparecer completamente durante varios años para reaparecer con renovado
vigor a intervalos regulares. Sólo unas pocas de las aproximadamente 3.000
especies de cigarra existentes tienen esta costumbre (la cigarra periódica es
un ejemplo de ello). Otras se conocen como cigarras anuales debido a que,
aunque los ciclos de vida de los individuos son de varios años, algunos adultos
aparecen anualmente. La cigarra canicular, por ejemplo, aparece cada año a
mitad del verano.
Cuando las larvas de cigarra salen de los huevos, se
entierran bajo el suelo para absorber la savia de las raíces, y pasan en sus
escondrijos subterráneos las primeras etapas de crecimiento hasta que emergen a
la superficie ya adultas. La duración de este proceso es variable, pero
normalmente se prolonga durante varios años.
Todos aquellos que amamos la naturaleza, hemos
extrañando y nos da nostalgia el no
haber escuchado el canto de las Chicharras en Semana Santa y aquellos que
visitamos Santa Tecla, nos extraña y nos
hace falta el canto de la chicharra en el desvío de la Libertada,
donde cientos de chicharras entonaban este canto triste, en unos de los árboles
de amate, que al pasar debajo de este árbol, las chicharras “orinaban”, y
parecían lluvia que caía!!!
Tengo fe y esperanza
que llueva lo necesario y que las chicharras salgan de la tierra y
aunque tarde nos recuerden la Semana Santa.
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