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1982: Terror en Montebello-500 muertos-



El 19 de septiembre de 1982, los habitantes de las colonias Montebello, El Triunfo, Montebello poniente, Colonia San Mauricio, San Luis y otras comunidades todas pertenecientes  a la ciudad de San Salvador  y Mejicanos, fueron las víctimas del temporal  que se había iniciado  el 13 de septiembre -6 días antes de la tragedia- y al igual que hoy, a los 29 años, la lluvia constante  había humedecido la tierra, de la parte alta del volcán de San Salvador conocida como el “picacho” y muchos de estos vecinos  les preocupaba que el gobierno no había tomado las medidas necesarias para evitar cualquier desgracia.

Ese domingo 19 de Septiembre, - cuando trabajaba como director  de Prensa de Radio Cadena Central-  en horas del mediodía, llegué  a  la  colonia Montebello y a un seguía  lloviendo y logré ingresar en un camión de Obras Públicas  a la Colonia Montebello. Las calles lucían –espantosamente-  con mucho lodo, arboles, piedras, y mucha agua que había bajado  en la “Correntada” que mató  a unas  500 personas que residían en esas  colonias, y fueron destruidas unas 200 casas.

Entre las colonias Montebello y Montebello Poniente, se encuentra la colonia el Triunfo y exactamente, el Blok D # 13 que divide  esas dos colonias, está ubicada la llamada “casa rosada” de tres pisos  de altura y  que forma parte  del símbolo de esta tragedia que enlutó a los salvadoreños  como ocurre  todos los años  cada vez que llega el invierno.





   fotografías  antes y después del deslave  en Montebello en 1982, en la gráfica  la llamada “casa rosada”.

Al llegar  a  éste lugar de la tragedia encontré al señor Atinoel García propietario de esta casa  y me contó  su trágica historia  de la cual salvó su vida gracias a un milagro  y me   dijo : “Me encontraba con mis 6  hijos, mi esposa y tres hermanos  y  a eso de las 5:30 a   6: 00 de la madurada, nos despertó y nos alarmó un ruido, como un temblor y mientras llovía, subimos todos  a la tercera planta - en la terraza- y observamos con terror  como una correntada de agua  y lodo  arrastraba arboles, piedras, destruía  todas las casas y llenos  de espanto desde la terraza veíamos con tristeza como  la ‘correntadase llevaba  a todos  sus vecinos  para dejarlos sepultados en los lodazales  que bajaron del volcán de San Salvador”.


Don Atinoel García me dijo que “pasé tres horas en la terraza, esperando que me rescataran mientras un árbol  que venía en la correntada, rompió la pared del primer piso y lo inundó  de lodo y de agua”.

De acuerdo  a las versiones y las investigaciones posteriores, en la parte cercana al “Picacho” del Volcán, se acumuló en una quebrada, agua, lodo, rocas  y árboles  y después de tanta lluvia,  no soportó la presión  y al romperse, la correntada  bajó   a  unos 60 kilómetros por hora  por una quebrada que pasaba acerca de esas  colonias, fue lo que provocó éste trágico resultado. Algunos vecinos  me manifestaron  que  en horas más tempranas  de ese día, había pasado  un hombre en un caballo y les  había informado  “que bajaría una correntada de  agua y que se pusieran a salvo”, pero nadie le hizo caso. Una compañera  de Diario El Mundo de nombre  Maricela, me contó que pocos meses antes, había comprado una casa  en Montebello  y como recién se habían casado se encontraba  “esperando” su primer hijo, y fue tanto el terror, dice ella, que la  correntada de lodo, entró a su casa  y levantó su cama  hacia el techo y junto  a su esposo lograron ponerse  al salvo.


Ese mismo día, el 20 de septiembre,  me encontré en Montebello  al Alcalde  de San Salvador  Alejandro Duarte y me manifestó  “que se había tomado la decisión  de llevar   a 200 hombres de la alcaldía para ayudar a rescatar  a los cadáveres de unas 500  personas que habían quedado sepultadas en esa tragedia” y que ahora  lamentablemente, los mismos vecinos actúan  de la misma  manera, no quieren ponerse  a salvo y abandonar sus casas mientras pasa el peligro  y las autoridades deben obligarlas, porque estas personas no saben lo doloroso  que es buscar entre lodazales  los cadáveres   de sus  familiares  o  de ellos mismos.

El gobierno está haciendo su parte  y hace un año, el mismo presidente  Funes llegó “montado” en un pickup y con un megáfono, pedía  a los vecinos de Montebello  que se  ubicaran  en los refugios mientras pasaba el peligro.

Hoy las lluvias han dejado 32 muertos, desaparecidos y damnificados y aquí en nuestro país,  El Salvador ésta historia se repetirá  hasta la eternidad  y cada año,  a la llegada del invierno hay que darle las gracias  a la Cruz Roja, Cruz Verde, Comandos, Policía Nacional, Fuerza Armada y otras instituciones de ayudas, ya que siempre tendrán la obligación de proteger a los salvadoreños -que a veces cumplen- pero en su mayoría son “desobedientes” y creen   que la naturaleza no lo va a matar e insisten en no evacuar  su hogares  construidos  en sitios de “alto riesgo”.

 Los partidos políticos, deben  mantenerse al margen de utilizar esta desgracia  para hacer  campaña política  y hay  que poner en práctica el refrán que dice “lo que hace la izquierda,  que no lo sepa la derecha  y lo hace la derecha,  que no lo sepa  la izquierda…” respeten  el dolor de los salvadoreños  y ojalá,  que la extrema derecha  de  la Corte  Suprema, no diga  que la ayuda de España  “es una injerencia  en los asuntos del país” así como han calificado  en el  juzgamiento de los militares  responsables del asesinato de los  jesuitas.
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